COLECCION: Tarzán de los Monos || NÚMERO: 511 || SERIE: Águila || EDITOR: Organización Editorial Novaro (México, D.F.) || 1ª HISTORIA: El inhumano Hogganbeck || 2ª HISTORIA: Expedición fatal || FORMATO: Grapa, 32 pp. il. col., 19,5 x 13,5 cm.
Número 511 de la colección Tarzán de los Monos, de la editorial mexicana Novaro, que publicó y distribuyó en México y en España 865 números ordinarios y 7 extraordinarios de dicha colección entre 1951 y 1983.
La colección fue editada por tres sellos distintos (fundados todos ellos por Luis Novaro) a lo largo de treinta y dos años, y sufrió numerosos cambios (tanto en sus características externas como en sus contenidos) a lo largo de sus 872 números en total.
Las editoriales (pertenecientes todas ellas a la Organización Editorial Novaro) que publicaron la colección fueron:
EMSA (Ediciones Modernas S.A.), desde el número 1 al 25 más el extra 1.
SEA (Sociedad Editora América), desde el número 26 al 144 más los extras 2 a 7.
Editorial Novaro (sello que surge de la fusión de los dos anteriores más el sello Alegría), desde el número 145 al 865.
Cabe señalar como curiosidad que en los tres primeros números publicados por Novaro (145 a 147) figuró en portada tanto el logotipo de Editorial Novaro como el de la ya extinta SEA.
Todos los ejemplares de la colección fueron cuadernos grapados con cubierta y páginas en color, que fueron reduciendo sus dimensiones y número de páginas a lo largo del tiempo y en función del incremento del costo del papel.
La colección empezó publicando material de la editorial estadounidense Dell Publishing, concretamente cómics del personaje creado por el escritor Edgar Rice Burroughs aparecidos dentro de la colección Tarzan. Continuó publicando cómics de la colección Tarzan cuando esta ya era publicada por Gold Key (escisión de Dell) y a partir del número 152 (cuya cabecera se había transformado en Tarzan of the Apes) se empezaron a alternar con los de una colección derivada, también publicada por Gold Key: Korak, the Son of Tarzan. En julio de 1972 el personaje Korak obtuvo colección propia, por lo que sus aventuras dejaron de publicarse dentro de la colección de Tarzán (el último cómic dedicado al personaje Korak fue el número 287 y a partir de aquí solo se traducirían ejemplares de la colección Tarzan). Cabe señalar que también se produjo material autóctono para esta colección y que en el tramo final de la misma contuvo material procedente de la colección Tarzan de DC Comics.
Las portadas reproducían inicialmente las originales de las de las colecciones de Dell y Gold Key. Posteriormente se empezaron a confeccionar ilustraciones propias para esta colección. En concreto, las portadas de los primeros 33 números estuvieron confeccionadas con fotografías de Lex Barker, actor que por aquel entonces encarnaba al personaje en la gran pantalla. Desde el número 34 hasta el 58 se confeccionaron mayormente con ilustraciones del personaje, aunque todavía alguna se hizo con fotografías de Lex Barker. Desde ese punto y hasta poco más del número 100, la gran mayoría mostraron fotografías de Gordon Scott, relevo cinematográfico del anterior, si bien hubo unas pocas portadas confeccionadas con ilustraciones del personaje. A partir de aquí se fueron haciendo mucho más frecuentes las portadas con ilustraciones, y desde el número 150 hasta el final de la colección casi todas fueron ilustraciones salvo raras excepciones en que se confeccionaron a partir de fotografías de Ron Ely, actor que dio vida al personaje en la pequeña pantalla. Si bien no fue lo habitual, hubo ejemplares que tuvieron la misma ilustración o fotografía de portada.
En cuanto a los ejemplares integrados en la denominada «Serie Águila» (distintivo de los cómics de tamaño 19,5x13,5 cm), continuaron la numeración de la colección, pero se les antepuso un 2 seguido de un guion. De este modo, vemos que este número 511 aparece reflejado en créditos como 2-511.
TARZÁN DE LOS MONOS, N.º 511
El inhumano Hogganbeck
Tarzán andaba explorando nuevas tierras cercanas a la costa y vecinas a su selva, cuando se encuentra con un inmenso cultivo de caña de azúcar. Antes de averiguar de quién es el cañaveral, se dispone a comer un pez que captura en el río, cuando unos ladridos de perros interrumpen sus planes. Encaramándose a los árboles, el Hombre Mono se dirige a investigar, observando a un nativo que huye de una jauría, desplomándose ya sin fuerzas a merced de las dentelladas de los canes. Tarzán salva la vida del hombre enfrentándose a los perros con flechas, hasta que se queda sin ellas y debe combatir a golpes con su arco. En ese momento aparecen a caballo el patrón Ned Hogganbeck, su capataz Boon Everbe y varios esbirros, que logran reducir a Tarzán al provocar que se golpee la cabeza con el tronco de un árbol y quede inconsciente. Cuando Boon Everbe ordena soltar de nuevo a los perros que han sobrevivido para que prosigan la persecución del esclavo fugado, Hogganbeck los detiene aduciendo que será difícil seguirlo por el pantano, además de que ya tienen al salvaje que han capturado.
Buroka, el esclavo fugitivo, observa oculto en la espesura cómo se llevan al hombre que le salvó la vida, y piensa cuán horrible será su suerte…
Poco después, Hogganbeck y sus hombres llegan a la Hacienda Germantown, donde la sorpresa de Tarzán al recuperar la consciencia es mayúscula al ver que está encadenado, que un grupo de personas se ríen de él, y que dichas personas y todo cuanto le rodea parece surgido del pasado, de otro mundo muy distinto al de Tarzán. No en vano, el Hombre Mono tiene la suficiente cultura para saber que se encuentra en lo que parece una plantación esclavista del sur de los Estados Unidos antes de la Guerra de Secesión…
Expedición fatal
En la cena bienal de la sociedad de geógrafos, cartógrafos, geólogos y exploradores de África, llegó un momento en que las discusiones se concentraron en el tema del río Marumbay. Al calor de las copas, el profesor Barney Hart afirmó que el río estaba mal asentado en los mapas, y apostaba cien mil dólares a que lo podría demostrar. Uno de los socios aceptó la apuesta, y Hart preguntó a la concurrencia si alguien se atrevía a acompañarlo en la expedición, ofreciéndose voluntaria la señorita Mildred Cashman, que siempre había admirado mucho las exploraciones del profesor.
Días más tarde, Hart y Mildred llegaron por tierra hasta la aldea Zulga, cerca del nacedero del río, y desde allí recorrerían su cauce. Hart no imaginaba que si bien estaba en lo cierto y en los mapas había un error garrafal respecto del curso del río Marumbay, ese error era de la suficiente relevancia como para que los nativos porteadores se negaran a continuar más allá de cierto tramo…