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Título: Julepe de menta y otros aperitivos
Autor: Ernesto Giménez Caballero
Idioma: Español
Editorial: Planeta
Año Edición: 1981
ISBN: 84-320-3667-6
Páginas: 176
Formato: 12,00 x 20,00 cm
Encuadernación: Rústica
MODO DE GUSTAR ESTE LIBRO
Rafael Borràs, explorador sideral de las letras en el Planeta de Lara tenía marcado con cinco estrellas -así XXXXX- un librín mío que apenas yo consideraba como chiringuito donde tomar unas copas. Por lo que lo titulé, con rótulo de cóctel: Julepe de menta. Era por 1929. Escanciado en La Lectura que entonces manipulaba Domingo Barnés.
Rafael Borrás quería reeditarlo para una Colección de Ensayos si yo le añadía aquellos que estimara mis mejores artículos literarios. Pero como mis mejores artículos literarios fueron siempre políticos y como escribí muchos desde que en 1918 publiqué el primero -ése si: todo literatura- en una Revista Universitaria de Madrid, decidí innovar el género antológico siguiendo la inspiración inicial de Julepe de menta, convirtiendo mis "artículos" en Aperitivos de ellos mismos. Esencializándolos. Pues si todo ensayo literario tendría como misión despertar -apetitivamente- el hambre hacia la obra -como manjar- de un escritor, el exprimir un artículo, reduciéndolo a su esencia, serviría para que el lector tratase de saborearlo y buscase la deglución del artículo completo. Lo cual no sería fácil si no existiese -para cuando este libro aparezca- toda la bibliografía de mis escritos, recopilada por una bella especialista, María Luisa López Vidriero, bajo la dirección del gran bibliógrafo del Reino -antiguo alumno mío y hoy maestro don José Simón Díaz.
Así pues -Planetario lector-, te ofrecemos en este libro una carta de alcoholes generosos, aguas emborrachativas como denominaban nuestros clásicos a las anglosizadas "colas de gallo": cocktails-cócteles (porque se irisa la mente con plumaje galleal y el apetito de su alegre kikirikí). Un libro excitativo este Julepe de menta. Para intentar que, con sus elixires llegues a su final, hambreado y sediento del resto de mi escritura. E insomne. Sobre todo sin sueño. Por lo que te aconsejo no leerlo en la cama ni en butacón. Sino sobre incómodo taburete de bar, que es -casi- una montura de cuero. Y chasqueando la lengua. El mejor modo para hacer trotar esta lectura.
Ernesto Giménez Caballero