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ÁLVARO DELGADO (1922 - 2016)
Nacido en Madrid, fue un pintor e ilustrador español. A lo largo de su vida artística desarrolló con especial intensidad el género del retrato.
En Álvaro Delgado no se dan momentos de ruptura estilística, sino un proceso de continua evolución. Se ha insistido reiteradamente en su pertenencia a las escuelas de Vallecas y Madrid, asociándole con una figuración tradicional, mientras se silencia o minimiza su evolución posterior, constantemente abierta a las aportaciones de las corrientes abstractas y matéricas.
En general, su pintura destaca por un fuerte dominio de la técnica, en la que se impone la estructura cubista, el valor gestual y la fuerza del color. Aunque Álvaro Delgado también es muy reconocido por su renovación temática, en particular la del género del retrato. Así como por su fuerte personalidad dentro de las corrientes expresionistas. Y es que en la trayectoria artística de Delgado, que se debate entre la figuración y la abstracción, el expresionismo siempre ha estado presente, tanto por su pensamiento comprometido como por su carácter vitalista.
Las obras de los primeros años (1938-1947) se caracterizan por una figuración que enlaza tradición y modernidad. Las numerosas visitas al Museo del Prado y las enseñanzas de Vázquez Díaz hicieron posible esa conjunción. El artista se desprende de lo anecdótico abriéndose a las aportaciones vanguardistas de tipo neocubista, cuyas sólidas estructuras persistirán a lo largo de toda su trayectoria artística. A esta manera de hacer, Álvaro Delgado irá asociando el valor expresivo del color y la materia. Las figuras realizadas de forma esquemática en los años de Vallecas, están hechas a plumilla mediante una línea fina y entrecortada, que insinúa las formas a la vez que las confiere movimiento y expresividad. Por estos años utiliza con frecuencia la técnica del dibujo y la acuarela.
Entre 1947-1957 sus obras adquieren un carácter figurativo más clasicista, manteniéndose leal a la tradición y ajustándose a los cánones de belleza plástica que en aquellos años marcaban las líneas trazadas por Eugini d'Ors en su Academia Breve. No obstante, se observa en las figuras una tendencia al alargamiento del canon reflejando su admiración por El Greco, que desde Vallecas se le presentaba como símbolo de la libertad plástica, y a la vez un acercamiento a Modigliani que denota la conexión con las vanguardias.
Los colores de sus óleos se adaptan a la gama sobria de los grises, tierras, blancos y negros; avivada con algunos toques que aluden a lo fauve. A mediados de los años cincuenta cobra protagonismo el verde que interpretamos como consecuencia de su acercamiento a Navia. La materia se aplica de forma copiosa y muy elaborada, al estilo de Pancho Cossío. Abundan las veladuras, trasparencias, capas superpuestas que facilitan el esgrafiado. En cuanto a las composiciones, las que se refieren a paisajes, con excepción de las acuarelas que se acercan al movimiento fauvista,siguen el concepto constuctivo de Cezanne, determinado en parte por la dirección de la pincelada. Las composiciones de figuras se organizan en torno a un eje vertical, formando pirámides o estructuras romboidales. El espacio queda simplificado al presentar a sus personajes en un primer plano, individualizados, para centrar el interés en el aspecto psicológico.
Entre 1957-1968 se acerca al expresionismo. Éste se le presenta como solución, frente al triunfo de la abstracción, permitiéndole mantenerse fiel a sus principios figurativos, enlazar con la tradición y conectar arte y vida. En torno a 1964, Álvaro Delgado realiza el primer apostolado de Navia, obra clave en su evolución, al centrarse ahora en lo matérico. El reencuentro con Castilla en la Olmeda 1965, dejará su huella especialmente en el color imponiéndose la gama de los tierra -amarillos y ocres-.
De 1970-1980, Álvaro Delgado alcanza su madurez estilística. Podemos hablar de expresionismo pleno, tanto en las formas como en el contenido. Gaya Nuño le incluye en la figuración desfigurada, entendiendo como tal aquella figuración que está muy próxima a la abstracción. Efectivamente, la forma de hacer deshaciendo, de dibujar pintando y pintar dibujando se impone como nota distintiva en su estilo. En los bodegones es donde mejor se aprecia la distorsión expresionista: los objetos se amontonan, se entrelazan, o se superponen, parecen perderse en un aparente caos, pero las rígidas estructuras geométricas se imponen a base de unos trazos maestros, que dirigen y ordenan la composición.
Los cuadros de estos años, en su mayoría, pertenecen a la "Crónica de la Olmeda" y mantienen la gama castellana de los tierra que se incendia hasta cobrar una luz configuradora próxima a Rembrandt. Toman un aspecto de inacabados, y es que Álvaro Delgado, en ese afán de comunicación que le caracteriza, consigue implicar al espectador en la conclusión de su obra.
Entre 1980-1987 la figuración expresionista de Álvaro Delgado pone su acento en el aspecto cromático. La gama castellana asciende hasta los tonos rojos que, colocados junto a los verdes, actúan como complementarios potenciando la luminosidad y el dramatismo. El negro se interpone entre el fondo y las figuras.
En los últimos años, Álvaro Delgado sigue tensando la cuerda de la figuración dando un paso más en su trayectoria expresionista que se manifiesta en una libertad absoluta en cuanto al uso del gesto y el color que llegan adquirir autonomía propia. El tema o el motivo pasan a un segundo plano, dejándose intuir por la carga emocional del color o el ritmo de las líneas que el artista deja reducidos a sus esencias. No obstante, también se aprecia de nuevo un deseo de regresar a formas más hechas, a una revalorización del vacío, en suma, a una depuración. Algunas figuras de estos años se adaptan a la estética de lo feo, como "El cojo de La braña" o "El novio de Cari". Se ha insistido en un expresionismo próximo al grupo Cobra, en particular con Karel Appel, en cuanto al primitivismo de las figuras en lo deliberadamente mal hecho, en la fuerza y violencia del color, en el carácter expresivo de la materia, pero ese acercamiento se reduce a lo formal, mientras se distancia del sentido trágico de este grupo, para imponer un carácter lúdico e irónico como en sus mendigos carolingios. La obra pictórica de Álvaro Delgado por su extensión, por la renovación temática, por su dominio de la técnica, así como por su fuerte personalidad dentro de las corrientes expresionistas, ocupa un lugar destacado no sólo en la pintura española de postguerra sino en el panorama artístico contemporáneo.
Premios
Museos y Colecciones
MEDIDAS DE LA OBRA: 60 X 50 CM
MEDIDAS CON MARCO:70 X 61 CM
ENMARCADO PERFECTO, CON VIDRIO DE PROTECCIÓN
GASTOS DE ENVIO POR CORREO CERTIFICADO 25€
POSIBILIDAD DE ENTREGA EN MANO EN BARCELONA CIUDAD