INTERESANTE DIBUJO A LAPICES DE COLOR DEL PRESTIGIOSO ARTISTA FRANCESC DOMINGO SEGURA (Barcelona, 1895 - Brasil, 1974)
COMO PODRÁN VER EN LAS FOTOGRAFÍAS, EL DIBUJO VA FIRMADO POR EL ARTISTA EN LA PARTE INFERIOR
SE PRESENTA SIN ENMARCAR EL DIBUJO
EL ESTADO EN GENERAL ES BASTANTE BUENO, SOLO SE APRECIA UNA MANCHA COMO DE HUMEDAD DE HACE TIEMPO EN LA PARTE INFERIOR IZQUIERDA
MEDIDAS DEL DIBUJO: 25,5 CM. DE ALTURA X 18,3 CM. DE ANCHO.
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BIOGRAFÍA DE FRANCESC DOMINGO SEGURA (Barcelona, 1895 - Brasil, 1974)
Francisco Domingo Segura, nace en el pueblo de Sants, (agregado a la ciudad de Barcelona el 1895), el 3 de abril de 1893. Su padre era el regente del bar del Ateneo del pueblo y de pequeño, pues, ya conoce el ambiente de los colectivos sociales. Se formó en pintura y grabado en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y en 1918 se integra en la recién formada Agrupación Curbet (grupo precursor del vanguardismo catalán de los años 1920) donde se relaciona con artistas cono Joan Miró, Josep Obiols, Luís Llimona, José de Togores etc. A pesar de sus múltiples evoluciones, ha mantenido siempre una preocupación por el estructuralismo, fruto de su admiración por Cézanne.
Después de la Guerra Civil Española (1936-39), en una Barcelona sin ilusión artística, se contagia de la desorientación general y después de diez años infructuosos decide emigrar a sudamérica. El 30 de abril de 1950 llega a Buenos Aires al amparo de su amigo, el promotor de arte y editor Joan Merli (Barcelona, 1901-1995), tambien exiliado de la Guerra Civil que desde 1940 reside en la capital argentina. Aquí, Domingo, encontró el soporte de las amistades de Merli, y su apurada técnica del retrato le proporciona los ingresos necesarios para llevar una vida digna.
Su obsesión, pero, era Brasil. Camino de Buenos Aires, le cautivó el puerto de Santos; en palabras suyas: “por el verde de las montañas del fondo y sobre todo la vitalidad plàstica de su luz”. En Sao Paulo residian sus cuñados y el amigo Monfort. Así, cumpliendo su deseo, llega a Sao Paulo el 23 de agosto de 1951 donde fija su residencia definitiva. Aquí enseña dibujo, pintura y sobre todo grabado y abre una galeria de arte. Aquí tambien conoce a otros catalanes como el músico Miquel Arquerons Verdaguer, que fué director de la Coral Paulistana, el pintor Pedro Tort, los editores Monfort y Mestre Jou, el fotógrafo y coleccionista Marcel Giró y los Faus, negociantes de algodón y café.
Para Domingo, esta etapa de Brasil interrumpe o tal vez pone fin a su trayectoria pictórica anterior: París, la Bretanya y Barcelona quedan como un todo en su fecundo peregrinaje artístico y se refleja en las obras expuestas en museos y en colecciones particulares que, por derecho propio, podrian figurar en cualquier bien documentada antologia de la pintura catalana del siglo XX.
Y es que, Domingo, ha sido un hombre siempre fiel a sí mismo, a su tiempo y entorno, pero sin sucumbir a la tentación de la moda imperante. Su fuerte personalidad no le ha impedido ser respetuoso con el hábitat vivencial; más bien se convierte en transmisor de su ambiente y pormenores, poniendo a este fin todo su esquema pictórico, su trazo, su paleta y su concepto expresivo de la pintura.´
Las pinturas i grabados de los 23 años en Sao Paulo (murió en 1974) son un claro reflejo del respeto y el amor a la tierra de adopción. Su cuadro “Homenagem a la mae preta” es un bello homenaje al Brasil de los años cincuenta. Creo que en el año 1973 o 1974, Sao Paulo le hizo un merecido homenaje. De su obra brasileña, hizo dos exposiciones en Barcelona los años 1967 y 1973.
Sin embargo, Domingo, no olvidó su tierra de origen. El año 1972 una revista catalana publicó un cuestionario que Domingo contestó por escrito a los 79 años. A la pregunta si pensaba en retornar a Catalunya, contestó: “El retorno...! Nadie puede hacer proyectos para el futuro. Nosotros vivimos en Brasil como catalanes, pensando en Catalunya y por Catalunya”. Como ya hemos dicho, Francisco Domingo Segura murió en Brasil el año 1974.
No pudo volver a su origen pero murió en aquella tierra que supo fascinarle por la vitalidad plàstica de su luz.