Aquel día de sol radiante José Tomás alcanzó la perfección en la ejecución de las suertes. Miles de personas perfectamente instaladas en el Coliseo de Nimes esperábamos ansiosas un derroche de torería sabiduría y sensaciones mágicas que superó lo previsto por cualquiera la corrida perfecta perfectamente entendida limpia de imprevistos accidentes y volteretas. ¡Abracadabrante!