La noche del 3 de febrero de 1971 el agente Frank Serpico recibió un disparo en la cabeza cuando estaba llevando a cabo una supuesta inspección sobre el tráfico de narcóticos en uno de los peores barrios bajos de Brooklyn. Mientras Serpico permanecía en la sala de emergencias del hospital debatiéndose entre la vida y la muerte el jefe y la oficialidad del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York se sentían muy inquietos sobre su suerte preguntándose si el disparo había sido efectuado por un drogadicto o por uno de los propios compañeros de servicio de Serpico.nn