Dioniso no está en el jolgorio, está en el pensamiento. Con un puñado de uvas maduras y ojos tranquilos, captura el momento antes de la transformación. El jugo comienza a gotear, marcando el nacimiento silencioso del vino, que aún no es una celebración, pero sí la promesa del mismo. Las pinceladas gruesas y las texturas en capas le dan a la pintura una sensación táctil, mientras que la paleta vívida tiende un puente entre el mito y la modernidad. Óleo, lienzo. Firmado. Barnizado.