Valdivia nos presenta una obra sencilla como la gama cromática que emplea, hermosa y romántica como el paisaje que representa en el lienzo. Una invitación a la mirada poética para perderse en el sabio e infinito horizonte de los campos manchegos, sofocados por el sol, teñidos por la apasionada amapola, engalanados por el girasol, que encuentra el humilde descanso del Quijote en las villas y moradas que le salen al paso.Valdivia conjuga los colores preñados de intensa luminosidad, como domina y extiende los ocres, la gracia con la que salpica el trigo con los tonos del vino, la armonía que alcanzan cada una de sus creaciones.