En el año 228 a.C., en la ciudad de Cartago, Bomilkar, el jefe de los vigilantes, se enfrenta a una serie de asesinatos que perturban la paz de la ciudad. Un peregrino indio, un trabajador del mercado y un propietario de inmuebles son las víctimas, y la política se entromete en la investigación. Las relaciones entre Cartago y Roma son tensas, y el senado romano observa con recelo las actividades cartaginesas en la península ibérica. Bomilkar debe viajar a Roma como parte de una embajada, donde se encuentra con su viejo amigo y rival Laetilius, quien le proporciona información sorprendente que podría resolver los crímenes. Sin embargo, al regresar a Cartago, descubre que han ocurrido más asesinatos, lo que complica aún más la situación.