El fiscal Varga se encuentra inmerso en el proceso Reis cuando, en una noche de mayo, es asesinado. El inspector Rogas, impulsado por su rigor intelectual, se sumerge en el caso con una tenacidad casi obsesiva, buscando a un asesino fantasmal. Tras este crimen, le siguen otros igualmente enigmáticos e inquietantes. Detrás del miedo y los silencios, se encuentra el Poder, que degenera en una concatenación que podríamos tachar de mafiosa. Sciascia sitúa esta historia en un país imaginario donde las ideas carecen de valor y las ideologías se reducen a meras denominaciones políticas, donde lo único que cuenta es el poder por el poder.