En 'Éloge de la fourrure', Guy Konopnicki reflexiona sobre la percepción contemporánea de la fourrure, que ha pasado de ser un símbolo de lujo y deseo a un signo de crueldad y un crimen. Konopnicki argumenta en contra de esta visión, defendiendo la fourrure como una expresión de sensualidad y un rechazo a la mediocridad del cálculo burgués. Con un estilo provocador, el autor cuestiona la renuncia a los placeres estéticos y la imposición de una moralidad que equipara el progreso con la privación.