Este libro explora la intersección entre el anarquismo y la homosexualidad en los Estados Unidos entre 1895 y 1917. A través de la investigación de registros públicos, revistas y libros, Terence Kissack examina cómo figuras anarquistas como Emma Goldman y Alexander Berkman defendieron el derecho de los individuos a mantener relaciones con personas del mismo sexo. Este análisis desafía tanto las creencias conservadoras de otros anarquistas como las de las autoridades externas, como la policía y el clero, que condenaban a las personas LGBT.