La dimensión oculta es el territorio de todo ser vivo, animal o humano, el espacio necesario para su equilibrio. Pero en el hombre, esta dimensión se vuelve cultural. Así, cada civilización tiene su propia forma de concebir los movimientos del cuerpo, la disposición de las casas, las condiciones de la conversación, las fronteras de la intimidad. Estos estudios comparativos arrojan nueva luz sobre el conocimiento que podemos tener de los demás y sobre el peligro que corremos, en nuestras ciudades modernas, al ignorar esta dimensión oculta: tal vez no sea tanto la superpoblación lo que nos amenaza como la pérdida de nuestra identidad.