En este ensayo, Grégoire Polet explora la gourmandise como una cualidad encantadora y sin gravedad, comparándola con un cuadro lleno de colores claros y alegres. El autor destaca cómo la gourmandise se manifiesta en la mesa, evocando la alegría del teatro y la galantería en el amor, abarcando desde la simpleza hasta el refinamiento más exquisito. Una reflexión sobre el placer de disfrutar de la comida y la vida con ligereza y deleite.