En 'El verano sin hombres', Mia Fredrickson, la ingeniosa, vitriólica y trágica narradora cómica y poeta, se ve obligada a reexaminar su propia vida. Un día, de la nada, después de treinta años de matrimonio, el esposo de Mia, un renombrado neurocientífico, le pide una "pausa". Esta abrupta solicitud la hace tambalearse y la lleva a una sala psiquiátrica. El junio siguiente a la salida de Mia del hospital, regresa a la ciudad de la pradera de su infancia, donde su madre vive en una residencia de ancianos. Sola en una casa alquilada, se enfurece y lamenta su triste destino. Sin embargo, poco a poco, se ve arrastrada a las vidas de quienes la rodean: su madre y sus amigas cercanas, "los Cinco Cisnes", y su joven vecina con dos niños pequeños y un esposo ruidoso y enojado, y las adolescentes en su taller de poesía cuya maquinación y mezquindad llevan una amenaza propia.