En un Londres melancólico, Blanche Vernon lleva una vida ordenada tras ser abandonada por su marido. Sus paseos por la National Gallery la confrontan con su soledad. La aparición de Sally y una niña alteran su rutina, mostrándole el contraste entre vitalidad e inercia. Anita Brookner ofrece una pintura de la soledad femenina y la alienación, transmitida con lucidez y refinada inteligencia.