Lucio Anneo Séneca: Tesoro de máximas, avisos y observaciones, Barcelona, Circulo de Lectores, 1998, Tapas duras con sobrecubiertas, 173 pág, 12x14
En Séneca, filosofía es salud. ¿Pues si no es para curar los males del espíritu, para qué sirve la filosofía? En este sentido, este cordobés universal, preceptor de Nerón y director espiritual de las clases altas de Roma, fue un médico de elites. Encerrada en la cápsula de sus graves y sagaces sentencias, la medicina que ofrece ha dado durante siglos serenidad al alma.
En su Tesoro de máximas se resume un pensamiento ecléctico, ideal para nuestros ajetreados tiempos: escepticismo, búsqueda de la felicidad, resignación y serenidad de ánimo, invitación a refugiarse en la propia conciencia frente al curso de los acontecimientos, independencia y dignidad moral. Con estilo conceptista, vivaz y penetrante, Séneca habla de la condición humana, del tiempo y de la edad, del amor y la amistad, de la virtud, los deberes y los derechos, de las pasiones, de la justicia, de la libertad... Sus prédicas virtuosas han nutrido el ingenio de moralistas de todo signo, como Erasmo, Gracián, Montaigne, Quevedo o Rousseau.
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