Firmada por el autor ( L. Queimada ), acrílico sobre cartulina enmarcada y acristalada. Impecable en su ejecución, este pintor de los años 70 no dejaba ningún punto al azar, pues la pintura acrílica al agua tiende a arrugar el papel sobre el que se dibuja y cualquier mota de saliva mancha y estropea totalmente la obra, al no poderse tapar con una nueva capa de pintura. De esta serie erótica existen pocos ejemplares dada la escasa prolificidad del autor.