Cleopatra. Aguafuerte, de Eduardo Arroyo. HC (hors de commerce). Firmado a lápiz y fechado en 1991. 65 x 50 cms. Sin enmarcar. La obra la realizó el artista para la colección “El Museo del Prado visto por doce artistas españoles contemporáneos”, editada por la Fundación Amigos del Museo del Prado.
Eduardo Arroyo (1937 – 2018)
Pintor, escultor y grabador español de estilo figurativo, clave de la nueva figuración crítica artística, pintor por excelencia de la transición española y vinculado al pop art. También dedicó parte de su tiempo a la escritura. Refugiado en París desde 1958 por causa de su antifranquismo, Arroyo cobró tardíamente protagonismo en el circuito artístico nacional, a partir de los años 1980, tras un alejamiento de dos décadas forzado por el régimen franquista.
Nació en Madrid en una familia de origen leonés. Estudió la carrera de Periodismo licenciándose en 1957.
Un año más tarde, se trasladó a París con la idea de seguir carrera como escritor y allí contactó con artistas e intelectuales, muchos de ellos procedentes del exilio ocurrido tras la Guerra Civil. Además de su interés por la escritura, en París comenzó a desarrollarse su atracción por el arte.
Sus primeros acercamientos a las bellas artes fueron a través de la caricatura, de la que saltó a la pintura y, posteriormente, a la escultura. En la capital francesa, además de su actividad como creador, militó en la lucha contra el régimen de Franco que le llevó a ser expulsado de España en 1974 y a la pérdida de su pasaporte hasta dos años más tarde.
De 1960 es su obra La corrida de la mariposa, que presentó en el Salón de la Jeune Peinture de París y, un año más tarde, realizó, en la galería parisina Lèvin su primera exposición individual en la que las obras presentadas recogen una iconografía con la que trató de denunciar el sistema político español.
En 1963 expuso en la III Bienal de París y en la madrileña galería Biosca, exposición, esta última, que se inauguró sin su presencia y que fue clausurada por la censura a los pocos días.
Su obra comenzó a ser conocida en España, sobre todo, a partir de la década de 1980. En 1982, el Centro Georges Pompidou de París le dedicó una amplia retrospectiva y ese mismo año se le concedió en España el Premio Nacional de Artes Plásticas. En el año 2000, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte le concedió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes.
Su obra, de marcado carácter figurativo, está determinada por un alto contenido político y social.
Esta figuración que aparece en la obra de Arroyo no sólo en la pintura, sino también en sus esculturas, es heredera de una iconografía preexistente, probablemente fruto de sus trabajos como ilustrador. El uso de imágenes “prestadas” quizá responda a sus intentos por desmitificar y, a la vez, homenajear a las vanguardias históricas y significan, también, una penúltima bocanada para el arte pop. Hay, así, referencias a grandes maestros como Marcel Duchamp (Vestido bajando la escalera) o Joan Miró (serie Miró rehecho).
El surrealismo también es otra de las constantes en sus obras en las que se mezcla con toques estereotípicos del folclore español (Carmen Amaya fríe sardinas en el Waldorf Astoria). Otro de los invariables en su obra es el pop art y los iconos publicitarios (series de esculturas sobre la botella de Tío Pepe), herederos de su labor en la ilustración La escultura es otra de sus facetas en la que, al igual que en la pintura, Arroyo se apropia de una iconografía fácilmente reconocible. Estas imágenes las transforma, las mezcla, las descontextualiza o las desvirtúa para trasladar un mensaje diferente al espectador, una nueva mirada, a medio camino entre el surrealismo y el pop. Son conocidas sus series sobre las abejas o los toros, en las que se añade un componente folclórico o antropológico a la imagen previa, a veces intentando ridiculizar los tópicos españoles.
También realizó Arroyo escenografías: en concreto hizo para el director italiano Klaus Michael Grüber varias obras, entre las que destaca la creación, en 1999, de una nueva imagen para la ópera de Wagner, Tristán e Isolda, presentada en el Festival de Salzburgo. En 1982 hizo, para el director José Luis Gómez, los decorados para la versión que éste realizó de la obra de Calderón La vida es sueño.
La ilustración de libros y la estampación de grabados (fue Premio Nacional de Arte Gráfico en 2007) completan su creación artística.
Su obra se encuentra hoy repartida entre importantes museos españoles y extranjeros y en colecciones particulares, destacando las obras que de él conservan instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el Centre Pompidou de París, el Museo de Arte Moderno de París el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el IVAM de Valencia, el MACBA de Barcelona, el Museo Municipal de Madrid, el Museo de la Colección Berardo de Lisboa, el Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausana, la Nueva Galería Nacional de Berlín, o el MOMA de Nueva York.
Bibliografía:
VV. AA., Eduardo Arroyo: 20 años de pintura, 1962-1982, Madrid, Ministerio de Cultura, 1982;
F. Calvo Serraller, Eduardo Arroyo, Madrid, Ediarte, 1990;
F. Calvo Serraller, Diccionario de ideas recibidas del pintor Eduardo Arroyo, Madrid, Mondadori, 1991.
(Fuente: Información extraída del Diccionario Biográfico Español, Real Academia de la Historia)